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Tantas veces como reclamamos justicia y reinvindicamos nuestros derechos, tambien Dios tiene sus derechos que son deberes para con nosotros. Fue Jesucristo quien nos dijo: Dad a Dios lo que es de Dios, y al Cesar lo que es del Cesar. Pues tomemos nota y cumplamos lo que a Dios le corresponde que le demos: AMOR, ADORACIÓN, GRATITUD Y REPARACIÓN.



7 de diciembre de 2013

VIENE YA MI FIESTA, CADA DÍA MÁS RELEGADA, CADA DÍA MÁS DESPRECIADA, CADA VEZ CON MENOS FIELES QUE ME HONREN EN ELLA



Hijos Míos, Soy la Inmaculada Concepción, vuestra Madre y vuestra Reina.

Todo aquel que Me honra o Me ama tiene segura la gloria celestial, porque Yo no dejaré que perezca ningún alma que en esta vida Me honró. Eso no quiere decir que si pecáis impunemente también os salvareis, quiere decir que si tratáis de vivir en los Mandamientos de Dios y además Me honráis, intercederé por vosotros para vuestra salvación. Porque hijos, en la salvación debéis colaborar constantemente y así Mis oraciones os suplirán en aquellas cosas que no alcanzáis, ni llegáis. Yo, María Inmaculada, os hablo.

Quiso Dios Altísimo Mi existencia no solo para ser Madre de su divino Hijo, el Verbo de Dios, sino también para serlo de vosotros, almas todas redimidas por la Preciosísima Sangre del Cordero de Dios: Mi Hijo Jesús. Pero debéis esforzaros en ser cada día mejores, porque Satanás no descansa para perderos eternamente, y quien Me honra él lo reprueba con mayor saña que  a cualquier otra persona, porque Yo nunca le pertenecí, ni siquiera levemente, siempre hice en todo momento la voluntad de Dios, incluso en los más insignificante. Yo, María Inmaculada, os hablo.

No Me cantéis himnos o Me recéis rosarios y luego guardéis encono a algún familiar o algún compañero de trabajo. Tratad de honrarme más con el ejemplo o imitación de Mis virtudes que con otras cosas, que si además tengo cánticos y rezos vuestros,  todo es aun mejor y Me agrada aun más. Yo, María Inmaculada, os hablo.

Viene ya Mi fiesta, cada día más relegada, cada día más despreciada, cada vez con menos fieles que Me honren en ella.  No sea ese vuestro caso y, en ese día tan querido en el Cielo y en la Tierra, tenedme alguna atención que se diferencie ese día de otros. Yo, María Inmaculada, os hablo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.